El Día Mundial del Consumidor es la mejor ocasión para que los burgaleses reivindiquemos la labor desarrollada en los últimos treinta años por nuestra OMIC.
El 15 de marzo de 1962 el Presidente Kennedy pronunció un discurso ante el Congreso de los Estados Unidos que empezaba con estas palabras: “por definición consumidores somos todos. El de los consumidores es el grupo más grande del sistema económico…”
Más de cincuenta años después, los consumidores siguen sin ser conscientes de su enorme potencial como grupo de presión.
Y es esa falta de conciencia como grupo dentro de sistema económico la que ha propiciado el retroceso de nuestros derechos, y una realidad diaria caracterizada por los constantes fraudes, los abusos, y los atropellos a los derechos y los intereses económicos de los ciudadanos.
Vivimos una realidad que hace unos años nos habría parecido imposible:
1. Con miles de españoles defraudados por las instituciones financieras en las que durante generaciones habían depositado su máxima confianza, y los ahorros de toda su vida, con artificios financieros denominados “productos financieros complejos”, cuando no abiertamente tóxicos o fraudulentos (preferentes, deuda subordinada, etc…).
2. Con miles de ciudadanos engañados con cláusulas contractuales supuestamente negociadas en las que los bancos se garantizaban beneficios con independencia de la fluctuación de los índices de referencia (hipotecas con cláusula suelo), sin que las entidades sean capaces de proporcionar una respuesta acorde a las directrices marcadas por la Jurisprudencia, obligando de este modo a los ciudadanos a acudir a los Tribunales de Justicia para la tutela de sus derechos.
3. La aparición de fenómeno de la “pobreza energética” que coloca a familias enteras en situación de no poder pagar la luz y la calefacción. En los tres últimos años la población burgalesa en situación de pobreza ha aumentado en un 10%.
4. La interminable reforma del sector eléctrico y el esperpento de la nueva factura de la luz.
5. La política de recortes de servicios públicos esenciales y el deterioro progresivo de los mínimos del Estado del Bienestar.
6. Las restricciones en el acceso a la Justicia mediante el establecimiento de un sistema injusto de tasas que conlleva la renuncia de los consumidores en muchas ocasiones, a reclamar sus legítimos derechos, y que propicia directamente los abusos de las entidades bancarias y de las compañías de seguros.
7. La eliminación de subvenciones para el fomento del asociacionismo de los consumidores.
8. Las sombras de la reforma local en materia de consumo.
Frente a este panorama desolador, sólo nos consuela el compromiso adquirido por el Alcalde de Burgos para encontrar cauces de colaboración con la Junta de Castilla y León para el desarrollo de las competencias autonómicas en materia de consumo.
El Día Mundial del Consumidor es la mejor ocasión para que los burgaleses reivindiquemos la labor desarrollada en los últimos treinta años por nuestra OMIC.
Por eso, ahora más que nunca es necesario que los consumidores se hagan conscientes de su papel como colectivo frente a todos estos abusos, y que acudan a las asociaciones de Consumidores, que sólo pueden desempeñar su papel de contrapeso, con la participación de todos.
Los consumidores estamos solos. Sólo nos tenemos a nosotros mismos. Y no podemos esperar nada de nadie.
Por eso, desde UCE Burgos invitamos a todos los consumidores burgaleses a asociarse.
Porque sólo la unión hace que seamos fuertes.
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